Introducción:
Educar en la responsabilidad es ayudar a la persona a alcanzar la capacidad de ser independiente, de valerse por sí misma, de tomar decisiones, de hacer uso de la libertad desde el conocimiento de sus posibilidades, y esto no se improvisa: es un proceso, que se inicia en la familia y tiene su continuidad en la escuela y otros ambientes sociales.
La responsabilidad es la capacidad de asumir las consecuencias de las acciones y decisiones buscando el bien propio junto al de los demás.
Los niños deben aprender a aceptar las consecuencias de lo que hacen, piensan o deciden. Nadie nace responsable.
La responsabilidad se va adquiriendo, por imitación del adulto y por la aprobación social, que le sirve de refuerzo.
El niño siente satisfacción cuando actúa responsablemente y recibe aprobación social, que a su vez favorece su autoestima.
Educar en la responsabilidad no es tarea fácil. Se consigue solo mediante el esfuerzo diario de padres y educadores, pero la recompensa es grande: educar adultos responsables.
La responsabilidad como valor social está ligada al compromiso. La responsabilidad garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera confianza y tranquilidad entre las personas. Toda responsabilidad está estrechamente unida a la obligación y al deber. Ambos conceptos constituyen la materia prima de la responsabilidad.
Ser responsable en el sentido global de la palabra significa:
- Responsabilidad hacia uno mismo
Soy responsable de hacer realidad mis deseos, de mis elecciones y mis actos, de mi felicidad personal, de elegir los valores según los cuales vivo y de elevar el grado de mi autoestima.
- Responsabilidad hacia las tareas a desarrollar
Soy responsable del modo en que distribuyo mi tiempo y realizo mis deberes y trabajos pendientes.
- Responsabilidad hacia la sociedad
Soy responsable de mi conducta con otras personas: compañeros de trabajo, familia, amigos… y de comunicarme correctamente con los demás. Esto conlleva un doble juego: por un lado conciencia y práctica democrática y por el otro, la actuación y el compromiso colectivo de mejorar la realidad.
Como educadores estamos llamados a educar en la responsabilidad a través de la transmisión de una serie de valores como la empatía (el ser capaz de ponerse en el lugar del otro); la compasión (la sensibilidad necesaria para el cuidado de lo humano y de la casa común); la motivación para iniciar la acción y la transformación hacia un mundo más justo; y la responsabilidad ante sus decisiones y comportamientos.
Objetivo General:
Comprender y vivir el valor de la responsabilidad como la capacidad de responder de los propios actos en el cuidado de uno mismo, de la sociedad y la “casa común”.
Objetivos Específicos:
- Fomentar la responsabilidad hacia uno mismo como autocuidado y promoción de la felicidad personal, eligiendo los valores, actitudes y actuaciones que nos llevarán a conseguirlo.
¡SÉ CUIDARME! ME RESPONSABILIZO DE MI FELICIDAD - Concienciarnos de la importancia de perseverar en los compromisos adquiridos y asumir las consecuencias de nuestros actos.
SI ALGO “NO ME SALE BIEN” ASUMO MI RESPONSABILIDAD - Tomar conciencia de la necesidad de vivir como hermanos, hijos de un mismo Padre, con actitudes solidarias y ecológicas.
¡ME IMPORTAS Y TE CUIDO! ERES MI HERMANO Y VIVIMOS EN LA MISMA CASA.