El pasado fin de semana, un grupo de 34 personas entre profesores y alumnos, nos fuimos al centro de la isla de Convivencia al Campamento del Garañón, sito en el municipio de Tejeda.
Durante estos días se trabajó el valor de la Esperanza, valor trabajado durante todo el curso en los Centros Educativos Vicencianos, y del qué debemos ser portadores si nos sentimos Iglesia Viva.
Aunque este año fueron menos los asistentes que de costumbre (otras propuestas, otras prioridades) es muy bonito trabajar con un equipo de monitores y profesores que entienden su vida en clave de compromiso “querían estar”, (casados, solteros, con hijos y sin ellos), es realmente esperanzador y valioso en sí mismo, cuando entendemos la educación como un proceso integral.
Qué gozo ver a los niños descubrir ese valor y comunicar su forma de entender. Mañana, o sea, hoy, se acordarán de los juegos y de las veladas, pero sin duda, en alguna parte quedarán las palabras, las reflexiones y las imágenes de una convivencia que propuso sembrar, sin esperar nada más que eso.